Homenaje a Ezra Pound en conmemoración del 138 aniversario de su natalicio.
El poeta y ensayista norteamericano Ezra Pound (30 de octubre de 1885-1° de noviembre de 1972) fue acusado de “alta traición” por elogiar a Benito Mussolini y, sobre todo, por exhortar a sus compatriotas para que no se dejaran arrastrar a una guerra en beneficio de los “banqueros” de Roosevelt y de la serpiente de Sion. Sus alocuciones y diatribas antiamericanas desde Radio Roma le valieron ser acusado de alta traición, apresado y encerrado en una jaula a la intemperie durante meses en la ciudad de Pisa. Ahí siguió escribiendo sus estremecedores Cantos pisanos. Tras un colapso nervioso, fue recluido durante doce años en el manicomio estadounidense de St. Elisabeth (1946-1958); ahí escribió la mayor parte de sus monumentales Cantos, después retornó a Italia y murió en la ciudad de Venecia en 1972.
Años atrás Pound encabezó el movimiento del Imaginismo y, gracias a él, se dieron a conocer autores tan importantes como James Joyce y T.S. Eliot. Eliot; a este último, con su lápiz rojo e inquisitivo, le corrigió, o más bien desbastó como si se tratase de un bloque de mármol hasta dejarla como una espléndida estatua, la que a la postre sería su obra más célebre: La Tierra baldía; agradecido Eliot lo nombró, en su famosa dedicatoria, con el epíteto de “il miglior fabbro” (“el mayor artesano”). Pound fue el crítico con más autoridad en su época y una de las mentes más brillantes del siglo XX; este polémico autor se propuso, desde su juventud, ser el hombre que más supiera de poesía en todo el mundo, lo cual logró y plasmó posteriormente, de manera concreta, en sus prodigiosos Cantos; de tal suerte que si tuviéramos que imaginar un poema totalizador en el que los rasgos del ser humano estuvieran presentes, desde su más profunda miseria hasta su más alta belleza, sin duda esta serían los Cantos, estructura ciclópea que constituye un compendio discontinuo que salta de un siglo a otro, de un lugar a otro y de una cultura a otra, y en la que emergen filósofos, historias, mitos, poemas y lenguas diversas, por lo que también es considerada una obra multilingüe, en donde el autor inserta ideogramas chinos y textos en griego, latín, provenzal y holandés, sin dejar de lado que en algunas de sus composiciones hace una crítica demoledora a la Usura que corrompe todo lo que toca con sus manos gangrenadas y purulentas.
Pound se preocupa en sus Cantos en cómo el mundo puede ser llevado a colapso por los intereses mezquinos de la banca internacional; su hipótesis radica en que cuando las tasas de interés son demasiado elevadas, las sociedades tienden a buscar un enemigo externo y propiciar el armamentismo y los enfrentamientos bélicos a nivel global. ¿Cómo puede ser esto materia de poesía? Por inverosímil que parezca Pound transforma esa difícil temática en material literario al escribir sus Cantos, un poema épico que es el más relevante de la pasada centuria, el cual sigue, de manera tangencial a La Iliada de Homero y donde el autor explica las dos guerras mundiales desde las motivaciones económicas y luciferinas que las provocaron y que pretendían, como a la postre sucedió, encumbrar a un gobierno mundialista y usurocrático en detrimento de los demás pueblos de la tierra; así lo explica el autor en esta composición que es un Apéndice al “Canto C”.
El mal es Usura, neschek
la serpiente
neschek de nombre conocido, el profanador,
más allá de la raza y contra la raza
el profanador
Tóχοζ hic mali medium est
Aquí está el centro del mal, el infierno en llamas sin descanso,
El cáncer corrompiendo todas las cosas, Fafnir el gusano,
sífilis del Estado, de todos los reinos,
verruga del bienestar común,
víbora de las siete cabezas, Hidra, metiéndose en todas las cosas,
atravesando las puertas de los templos, profanando el Bosque de Pafos,
neschek, el mal reptante,
baba, el corruptor de todas las cosas,
envenenador de la fuente,
de todas las fuentes, neschek,
la serpiente, el mal contra la expansión de
la Naturaleza,
contra la belleza
Τò χαλóv
formosus nec est nec decens
miles mueren en sus pliegues,
en la cesta del pescador de anguilas
Xαîρη! Ω Δωνη, Xαîρη
Luz pura, te rogamos
Cristal, te rogamos
Claridad, te rogamos
desde el laberinto
¡Sero! ¡sero! se descubrió que España es mercurio;
que Finlandia es níquel. ¡Conocimiento tardío!
S……. haciendo el mal en lugar de R………
“Lástima que los poetas usaran el símbolo y la metáfora
y que ningún hombre aprendiera nada de ellos
porque hablaban con figuras.”
Todas las demás mentiras son claras,
solo la usura no se comprende,
fumadores de opio de Shangai, fumadores de opio de Singapur
“con el spilla de plata…
ámbar, alcanzado y transformado…”
Lotophagoi
Circa, 1941.
Neschek*: Del hebreo, usura.
Tóχοζ hic mali medium est*: Usura aquí está el centro del mal.
Τò χαλóv*: Belleza
formosus nec est nec decens*: No es ni bello ni decente.
Xαîρη! Ω Δωνη,Xαîρη*: ¡Salve! Dionisio, salve.
S……*: Sassoon.
R………*: Rothschild.
Spilla*: Broche.
Lotophagoi*: Comedores de loto.
Mediante la conexión profunda y secreta de las palabras es como emergieron los Cantos de Pound, los cuales brotaron de su mente y su corazón atormentado repletos de símbolos y recobrando su fuerza original; en ellos volvieron a surgir nuevamente el ritmo y la armonía como un caldo nutricio donde el rapsoda gestó la verdadera y gran poesía. El tono que domina en los Cantos transmite una obra que se abre a los caminos épicos, en donde el poeta se desenvuelve bajo una luz diferenciada y, como un águila que atisba los abismos, encuentra su fuerza interior para combatir a la Usura y desarrollar “el gran estilo”; es decir, el arte que tiende a convertirse en un modelo de belleza y de voluntad indestructibles.
En esa misma tesitura quiero compartir con ustedes el que considero el poema más significativo y trascendente, que se ha escrito en lengua española en honor a este prodigio de las letras; su autor, el poeta chileno Ludwig Zeller Ocampo (Río Loa, Calama, 1° de febrero de 1927-Oaxaca de Juárez, 1° de agosto de 2019), se expresa de esta manera sobre el rostro de Ezra Pound:
Sobre una fotografía de Ezra Pound
Aquí está el rostro, aquí sus ojos, carbones
Encendidos sobre aquel mar de arrugas, el poeta
Marcado por la vida. Su barca al fin ha llegado a Venecia.
No es Ulises ni existe Penélope alguna que lo espere,
La injusticia y la burla ensordecieron los ladrillos,
Esa sombra de música en el agua.
¿Quién cantará, quién trovará ahora que la noche desciende?
Frágil es el mármol y desposeído de la Gracia antigua;
El viejo mira el mar, los malecones solitarios donde antaño
Lo tentó la belleza, llamaradas en el corno de las sirenas.
¿Pero no estuvo allí? Tigre en la jaula sórdida
Por días y por noches devorado de sed, acosado en la luz
Cruel del neón. ¿Traidor a qué? La Usura reptando,
Dando a la flor de plástico el perfume sintético.
¡Pestilencia¡ ¡Chatarra!... Allá lejos en Pisa... ¿Quién recuerda?
Amarga es la injusticia y a quien toca lo marca para siempre.
Quizá fuera su error encontrar la armonía
Y quebrar los prejuicios en las propias espaldas, porque duele
Saber que somos sólo aquello, un hombre que camina,
Raíz en el caldero de la locura donde Confucio
Y Cavalcanti y Duccio son letras ilegibles en la oscura pizarra.
¿Dónde está el mar que amabas? Orgulloso, viejo Ezra,
Recoge en tus oídos las cálidas preguntas coloreadas
De sol, entreabre ahora tu arrugada palma donde las líneas arden
Como en los condenados al tormento. Hemos llegado al fin
De todos los caminos: no hay preguntas ni esfinges.
¿Para qué los poetas? ¡Aquí está el huracán!