Death In June es un proyecto musical profundamente interesante. No es de extrañar la reacción del público ante su arte, ya sea el más completo rechazo dada su provocadora estética o la fascinación por la belleza de sus composiciones y la rica mitología que se esconde detrás.
Irónicamente para un grupo típicamente vinculado al nazismo y toda la estética del Tercer Reich, este encuentra su génesis en Crisis, una banda de marcadas tendencias antifascistas fundado por Douglas Pearce y Tony Wakeford en 1976, cuando ambos eran militantes troskistas. Con letras tan políticamente cargadas como «No dejes a seis millones morir en vano» (Holocaust) o «Tu raza y nación son un invento capitalista» (White Youth), Crisis no dejaba espacio a dudas con su mensaje. Sin embargo, los conflictos internos, las dificultades para tocar en vivo y la desilusión de los integrantes con las políticas de izquierda acabarían llevando a la separación del conjunto.
Es de las cenizas de Crisis que se forma oficialmente Death In June. Pearce y Wakeford, decididos a continuar haciendo música tras la separación de su anterior banda, y después de algunos meses buscando integrantes, se encontrarían con Patrick Leagas, quien tenía experiencia como baterista en bandas de punk y había liderado el grupo «Runners of 1984», en el cual se hacía patente ya la atracción por el militarismo, más tarde uno de los pilares de Death In June.
Con esta formación, Douglas Pearce en la guitarra, Tony Wakeford en el bajo y Patrick Leagas en la batería, es que comienza la carrera de esta banda, que desde su fundación en 1981 ha lanzado 21 álbumes, experimentado con distintos estilos y cambiado su alineación a lo largo de los años.
Detrás de la máscara
De los tres integrantes originales, el único que ha permanecido hasta el día de hoy es Douglas Pearce, quien ha liderado el proyecto desde 1985, transformándose así en la encarnación misma de Death In June.
Lejos de la clásica imagen del rockstar, con vidas lujosas y cargadas de excesos, Douglas ha procurado mantenerse lejos de las cámaras, llevar una vida mas bien privada y austera y que, pese a la multitud de entrevistas que ha concedido a lo largo de su carrera, ha sabido mantener un halo de misterio y ambigüedad bajo su máscara y uniformes. No en vano señalaría la importante correlación entre la ética japonesa del Hagakure («Permanecer oculto bajo la hierba») y su uso de camuflaje en los escenarios, afirmando: «Creo que es mejor trabajar de una manera tranquila y detrás de escena para lograr realmente tus objetivos. Permanecer camuflado y sin ser detectado el mayor tiempo posible garantiza mejores resultados. Sin embargo, la idea va más allá. Es un compromiso único de La Voluntad con un cierto camino».
Sus obsesiones, experiencias e ideales son los pilares sobre los que se ha edificado la mitología de Death In June.
Como ya mencionamos antes, comenzó su carrera en Crisis, exhibiendo una clara postura antifascista en sus composiciones, y con un mensaje político tan directo que más tarde se lamentaría de la poca sutileza de estas. Sin embargo, al mismo tiempo que militaba en sectores de izquierda y criticaba al Frente Nacional Británico, cultivaba una creciente fascinación con la estética nazi, y todo lo referente al Tercer Reich.
Según cuenta en el documental «Death In June: Behind The Mask», pese a que su padre había combatido en la segunda guerra mundial contra el Eje, este no pudo evitar obsesionarse con el ejército alemán, llegando a comprar un uniforme que provocaría la furia de su padre. Douglas bromea al respecto, aludiendo a que era como un demonio que estaba allí para torturarle con las memorias de la guerra. Su padre acabaría aceptando esta romántica fascinación de su hijo. En el mismo documental narra cómo finalmente le permitió comprar un casco alemán, ya desgastado por el paso del tiempo, bajo la condición de que lo reparara. Lamentablemente, poco después su padre fallecería, dejando al joven Douglas devastado y con un gran vacío emocional.
Esta obsesión con el Tercer Reich simplemente crecería más tras la formación de Death In June, fijando su atención, particularmente, en las SA, los sectores purgados en la noche de los cuchillos largos, y Ernst Röhm, personaje que fascina a Pearce hasta el día de hoy, y que ha aparecido en portadas de sus discos. Inclusive, la misma daga con que Douglas se ha fotografiado tantas veces, y que puede apreciarse, por ejemplo, en el set fotográfico de «The Wall of Sacrifice», está relacionado con Röhm y la purga de 1934: a diferencia de las dagas de la SA comunes, tiene el grabado que dice «Alles für Deutschland». El diseño de su daga, tal como él declararía a medios franceses, es anterior a la noche de los cuchillos largos. Esta contiene un grabado que dice «In herzlicher Freundschaft Ernst Rohm», o «En cálida amistad, Ernst Röhm». Estas dagas fueron repartidas a quienes ingresaron a las tropas de asalto antes del 31 de diciembre de 1931, pero fueron en su mayoría retiradas y el grabado eliminado tras la purga de las SA.
Con respecto a su vida personal, este ha permanecido hermético, pero sabemos, por ejemplo, que ha sido abiertamente homosexual desde los diecisiete años, y que considera esto como una gran influencia en su discografía. No es de sorprender, por tanto, que varias de las canciones de Death In June tengan tonos o temáticas homoeróticas, como «Hollows of Devotion» o «The Honour of Silence», por nombrar algunos ejemplos, más, intentar reducir su música a meramente «música gay» es hacerle un desfavor, considerando la riqueza de sus letras, y que él mismo procura dejarlas abiertas a la interpretación: «El que sea abiertamente gay desde 1977 ha sido una influencia mayor en parte, o casi toda mi obra. Pero eso no quiere decir que componga específicamente álbumes homosexuales, no tengo esa mentalidad de ghetto».
Contrario a lo que podríamos suponer, con esas letras tan bellas y poéticas, el líder de Death In June no es muy asiduo a la literatura, prefiriendo en cambio leer no ficción. No obstante, la obra de Yukio Mishima y Jean Genet tendrían un importante impacto en la psicología y arte de Pearce, junto algunos otros libros, como «The World That Summer» de Robert Müller, que inspiraría el álbum del mismo nombre. Fue introducido por primera vez a la obra de estos autores en 1980, más no fue hasta 1985, tras leer “Pompas Fúnebres” de Genet, y “La decadencia de un ángel” de Mishima, que comenzaría a amarles verdaderamente:
«Su belleza y su amor me ha cautivado. A diferencia de la mayoría de los hombres, nunca me han abandonado. Eran lo que escribieron. ¡Eran puros!».
Mucho se puede hablar sobre la influencia de Mishima en Pearce. En «Death of a Man», por ejemplo, podemos oír varios samples del documental «The Strange Case of Yukio Mishima», como el himno de sus Tatenokai, y el título hace referencia al álbum fotográfico «Otoko No Shi» del japonés, la que, a los 24 años, sería la primera exposición del músico a esta figura tan importante en su vida. Algo similar ocurre con «Torture by Roses», titulada en honor a «Ba Ra Kei», otro de los libros fotográficos del escritor.
La navidad de 1988, durante las grabaciones de «The Wall of Sacrifice», un muy enfermo Douglas Pearce visitaría la tumba de Yukio Mishima en Tokio, fotografiándose dos veces en ella: en la primera, sólo y utilizando una mascarilla, y la segunda, acompañado por David Tibet y Rose McDowall.
«Quiso dejar una huella. ¡Lo hizo! Pero poco supe de lo mucho que iba a formar parte de mi vida durante la siguiente década, especialmente durante los largos, oscuros y difíciles días de 1985-90. Su vida, pensamientos, arte y fuerza me inspiraron y me ayudaron a sobrevivir a la esterilidad e incertidumbre que confío no volver a ver jamás».
En cuanto a Jean Genet, a quien Pearce se refiere como un «bienvenido ladrón que ayudó a abrir la cerradura de una puerta artística de inspiración que necesitaba ojear», ha ejercido también una influencia enorme en las composiciones del artista. «In the fog of the world», por ejemplo, del álbum «The Brown Book», está completamente inspirada y toma versos directamente de «Pompas Fúnebres» de Genet. Títulos de canciones, como «Golden Wedding of Sorrow», son tomados igualmente de la literatura del francés:
«Genet era un ladrón deshonesto y mentiroso incluso con sus amigos, y ni siquiera muy limpio a juzgar por el estado de sus uñas en una de las últimas entrevistas en video que tengo de él, antes de su muerte. Pero, necesitas gusanos para trabajar en el suelo, para enriquecerlo con sus excrementos, así que con todos los gusanos que plantó en el mundo literario, no es sorprendente que estuviera un poco sucio. Su excremento fue, de hecho, más hermoso que la mayoría de las llamadas obras maestras escritas por ángeles tan puros como la nieve caída, y ciertamente más enriquecedor».
Simbología y estética
El simbolismo y la estética juegan un papel importante en la obra de Death In June. Desde el nombre del proyecto, sus emblemas, las portadas de los álbumes, las letras y sus puestas en escena, cada uno de los aspectos decorativos que envuelven a este grupo parece estar cuidadosamente pulido y planificado. Cuesta creer que algo haya sido dejado al azar.
Muerte en Junio: El nombre del grupo, «Muerte en junio», ha dado lugar varias especulaciones, que la misma banda ha aprovechado para mantener el velo de misterio que les caracteriza. Una de las más populares, y que parece tener más sentido, es que se refiere a la noche de los cuchillos largos, ocurrida un 30 de junio de 1934. Conocida es la fascinación de Pearce y Wakeford por los sectores purgados aquella noche, y el que hayan compuesto una canción que habla expresamente de este acontecimiento («Till The Living Flesh Is Burned») nos dice bastante.
Los integrantes del grupo siempre se han referido con ambigüedad al respecto. Leagas y Wakeford coinciden al decir que se refiere a «un momento importante de la historia europea», y que cualquiera que estudie esta comprenderá el significado del nombre. Sin embargo, Douglas, a quien se le atribuye la idea del nombre y de la estética del grupo, ha dicho que el nombre le llegó por casualidad tras oír mal a Leagas decir «Death and bloom», y que no sería hasta mucho más tarde que comprendió el verdadero sentido de «muerte en junio». Una declaración que respalda la teoría de la noche de los cuchillos largos es que en 1985, Pearce diría a la revista Vogue: «Fue un día extremadamente importante: planeaban derrocar o ejecutar a Hitler. Me imagino que estaríamos en un mundo completamente distinto si hubieran triunfado. Es fascinante pensar que, por algunas horas, tan poca gente tuvo el destino de toda la humanidad en sus manos y se les escapó».
Totenkopf: El símbolo que más caracteriza al grupo, y que por lo general se puede ver en álbumes, conciertos y demás productos, es la Totenkopf acompañada del número seis. El significado parece obvio: la calavera simboliza la muerte, mientras el seis representa a Junio, el sexto mes del año, siendo una alegoría para el nombre de la banda. El uso del mismo diseño de la totenkopf empleado por la SS tampoco sería extraño si consideramos que la banda nació a principios de los años 80, cuando el post-punk y la escena gótica estaban en boga, y el uso de parafernalia nazi era habitual entre exponentes de esta siniestra música. Incluso, pocos años más tarde, la Propaganda Magazine de Fred H. Berger tomaría también la totenkopf como logo de su marca.
Si bien es cierta la explicación alegórica, Douglas P. ha dado explicaciones mas profundas respecto a su identificación con estos símbolos, afirmando que representan la creencia absoluta y fanática, algo que ha estado buscando toda su vida, tal como expresa también en su canción «Forever Loves Decay». Junto a esto, diría que la calavera es una declaración de intenciones: a diferencia de lo que habían hecho durante su etapa como Crisis, Death In June es un grupo serio, con temáticas más reflexivas y sin tintes humorísticos, añadiendo además que su vida y muerte están atadas totalmente a este proyecto musical. Por último, expresaría que la totenkopf es un europeo, cultura con la cual se identifica plenamente y se enorgullece.
Látigo: El segundo emblema que han empleado, y que se puede ver en las portadas de algunos de sus álbumes, es una mano con látigo, acompañada también por el seis. Este aparecería por primera vez en la portada de su single «She Said Destroy», junto a una pintura de la artista francesa Fiona Anne Burr. Con respecto a la intención detrás de este curioso símbolo, Douglas dejaría bastante claro su significado: «En inglés tenemos la expresión «tener el látigo en la mano», que significa tenerlo todo bajo control, ¡estar al mando! Ese es el motivo por el que lo usamos. ¡Además tiene un significado sadomasoquista! Marcaba un nuevo comienzo y un periodo particular para DIJ. Este símbolo tiene muchas connotaciones para mí. Me evoca muchas ideas».
Uniformes: La decoración militar ha sido parte de la estética de Death In June desde sus inicios. Uniformes, dagas, cascos, camuflaje. Todo ha formado parte en algún momento de este artístico grupo. El militarismo se ve reflejado incluso en la misma música: más de una vez han empleado samples de marchas militares. Si bien este aspecto ha sido por muchos ligado a las simpatías políticas del conjunto, la verdad es mas compleja. Como dijimos antes, la fascinación de Douglas por la parafernalia nazi venía desde su adolescencia, cuando era un militante de izquierdas, mientras Patrick Leagas venía de una familia de militares, y desde sus canciones con Runners of 84 eran notorias las temáticas marciales. Atribuir este rasgo de la banda a una mera filiación política es rebajar lo artístico a lo banal.
El significado de la estética marcial es más profundo. Pearce le ha atribuido dos sentidos. En primer lugar, uno filosófico: representa la disciplina, pero no una disciplina externa, que venga de alguien más, sino que una disciplina interior, y que emana únicamente de uno mismo. En contraposición a las masas que buscan ser dominadas, Death In June propone tomar control de nuestras vidas: «Queremos controlar nuestras propias vidas, y ver el desastre en que vive la mayoría de la gente simplemente nos alienta más». La segunda explicación es más estética: los uniformes son atractivos en sí mismos, y tienen una fuerte carga erótica, un poder casi sexual, aspecto en el que podemos notar ciertos paralelismos con las ideas de Mishima o Genet, que tan influyentes han sido en Pearce.
Ideales
Para ir finalizando, es menester hablar de la orientación política de Death In June, objeto de tantas especulaciones y controversias. No es de extrañar que un grupo con una estética tan transgresora genere polémica, y abra debates acerca de cuáles son las verdaderas ideas que inspiran su arte, pero, lamentablemente, esto se suele abordar desde una perspectiva muy superficial,
Pese a que Tony Wakeford y Douglas Pearce provenían de ambientes trotskistas, fueron paulatinamente alejándose de esas ideas, y ya para el momento de la fundación de Di6, podría afirmarse que su atención había cambiado. A diferencia de las letras con un mensaje político directo de Crisis, las de Death In June son un poco más ambiguas, y dan lugar a la interpretación, más hay algunas cuyos temas nos arrojan pistas sobre la postura del grupo:
«Nothing Changes» y «Death of the West», por ejemplo, son ambas lamentaciones ante la decadencia en que se ha sumido la civilización occidental, y las dos contienen referencias de algún modo al filósofo Oswald Spengler.
«Fields», «We March East» y «Sons of Europe» contienen temas en común, como la unidad de los pueblos europeos ante tanto el mundo comunista («We March East») como el capitalista («Sons of Europe»). Esta última es, probablemente, la canción con un mensaje más explícito de todas, con letras como «Hijos de Europa, encadenados por el capitalismo/Hijos de Europa, enfermos por el liberalismo», «Hijos de Europa, levántense» o «El sueño americano los ha adormecido». La idea queda bastante clara.
Menos sutil es lo que haría Wakeford tras separarse de Death In June: formaría «Above the Ruins», una agrupación de post-punk que colaboró con bandas abiertamente neonazis, como Skrewdriver o Brutal Attack en el compilatorio «No Surrender», editado por el Frente Nacional Británico. Después de disolver «Above The Ruins», fundaría «Sol Invictus», en el que recoge gran influencia del pensador tradicionalista Julius Evola.
Por parte de Pearce, tenemos letras y actitudes más ambiguas. En canciones como «Runes and Men» nos habla con nostalgia sobre «otras vidas y tiempos mejores» mientras de fondo Adolf Wagner, gaulatier de la Alemania nazi, da un discurso sobre cómo el que resiste durante siglos tendrá siglos para volverse más fuerte. O, por ejemplo, en «Rose Clouds of Holocaust», muy vagamente podría estar hablando sobre negacionismo del holocausto, pero de este mismo modo podría hablar de multitud de cosas más.
Es en sus declaraciones donde nos esclarece más este asunto:
En 1985, con respecto a su fascinación por la noche de los cuchillos largos, diría a la revista Vogue: «Nuestro interés no viene de un deseo de aplastar a la oposición, como algunos han interpretado, sino que de una identificación o entendimiento con los elementos izquierdistas de la SA que fueron purgados por las SS». El que emplee las palabras «identificación» y «entendimiento» es profundamente revelador, pues nos indicarían ciertas simpatías por las ideas pregonadas por este sector eliminado ese día.
En relación a las ideas pan-europeas de las que hablábamos antes, Pearce se ha pronunciado en varias ocasiones en favor de cierta hermandad entre los pueblos del Viejo Continente, además de declarar su amor por la cultura europea, y afirma incluso sentirse más europeo que inglés. Este interés por la cultura europea permea el aspecto artístico, y es la base de gran parte de la identidad del grupo: las runas, la totenkopf, sus letras, todas ellas están impregnadas por esta idea.
Pese a ello, desde la fundación de la banda, Pearce y Wakeford han exhibido una actitud individualista y misantrópica, que, a simple vista, pareciera contradecir este discurso pan-europeo y revolucionario, al mismo tiempo que han rechazado toda definición política o religiosa:
«He descubierto ideales más interesantes, ideas más atractivas. Soy mi propia religión. Soy mi propia fe. Creer en uno mismo es el culto final. Es la única magia que realmente funciona. Por eso también es lo más difícil».
Sin embargo, dicha contradicción no es tal, y es, de hecho, una filosofía personal perfectamente coherente con estas ideas «filofascistas», por llamarlas de algún modo. El equilibrio entre la «libertad» y el «orden», el individualismo compatibilizado con la necesidad de una autoridad, ha sido una de las respuestas que pensadores disidentes, como Jünger o Evola, han propuesto ante el estado del mundo moderno.
¡Heilige!
El artículo abre algunas vías sobre las que sería muy interesante profundizar, tales como un análisis específico de las letras de algunas canciones y su relación con los pensadores mencionados. Le animo a hacerlo. Un saludo cordial.