El sujeto posmoderno de la Tercera Posición: La emboscadura de Jünger y la Neoreacción
Por Brandon Arturo Lemus Ramos
I. Introducción
Entre los primeros diálogos de los personajes de Los Hermanos Karamazov del autor Fiódor Dostoyevski, tiene lugar una interesante discusión entre Iván Karamazov con Piotr Alexeidrovich y el Padre Paisi, sobre un artículo que nos presenta Iván y sirve como ejemplo de su carácter intelectual. El artículo versa sobre la competencia de los tribunales eclesiásticos. En la charla, Iván, sin ser creyente, defiende la unión entre el Estado y la Iglesia y sus competencias judiciales de esta última.
El argumento es que el Estado debe reducirse a favor de la Iglesia, tal como en la idea de los primeros cristianos en Roma, los cuales buscaban una reducción de Roma a favor de la Iglesia cristiana. Los personajes atacan la idea de Iván, criticando la idea de competencia eclesiástica terminaría en un engullimiento del Estado sobre la Iglesia, tal como paso, con el Imperio Romano y Constantino Claro, lo que condujo al orden inquisitorial medieval, según los personajes.
Pero, Iván, aduce que el castigo espiritual es más efectivo que el mecánico carnal, pues este último, perteneciente al orden material estatal, no ha reducido el crimen en lo más mínimo, en cambio, la excomunión y excomulgación (con ostracismo) sí que atemorizan al pueblo y es especial al pueblo ruso, quien para evitar cometer acciones ilegales, obedecen a una fe y cultura cohesionada. Iván defiende que la Iglesia sea la que forme a los ciudadanos y no la idea moderna de Nación-Estado.
La charla, antes de ser interrumpida por la llegada de Dimitri Karamazov, hermano de Iván, concluye, con la mención de Piotr, de que, sus amigos del gobierno y del ejército temen y vigilan más a los “socialistas-revolucionarios cristianos” que a los “socialistas-revolucionarios ateos” por la misma razón que Iván argumento a favor de la Iglesia: por el carácter real de la fe y la creencia como motor de la acción efectiva, y no la falsa idea de la razón y su acción forzada por la coacción legal.
La discusión retratada por Dostoyevski es uno de los puntos cruciales del debate político sobre la modernidad. La perdida de la creencia, el ascenso de la secularidad, y el dogma del materialismo, remplazando y venciendo el espiritual, en suma, las consecuencias del nihilismo y la muerte de Dios que vaticino de Nietzsche que se antojan irreversibles. Las cadenas del ser se han roto, como dijo Weber, y un orden divino espiritual es “utópico”, como lo debate Piotr, tan “utópico” que casi se confunde con el fin socialista-comunista de igualdad y desaparición estatal.
Lo utópico, parece ser la cuestión del regreso del poder de la iglesia misma, algo que tan solo unos siglos era un hecho dogmático, no una crisis. Es más, la idea de que una comunidad, un grupo, religue a toda una población bajo una conducta de empatía y fraternidad es en sí misma una utopía. Hoy en día todo esfuerzo comunitario-político es aplastado por la realidad del vaivén cotidiano individualista; lo que disgrega todo proyecto político en grupúsculos sin potencialidad sería de tornarse una fuerza política capaz de entablar éticamente una religión, partido o Nación.
Es muy clara la similitud entre esta metáfora y la perdida de fuerza de los grupos tercerposicionistas o nacionalistas, revolucionarios, o incluso, disidentes de todo tipo. Nos quedan una serie de cuestiones: ¿Como no convertirse en un club social, de fans o sectas con tal panorama tan abrumador? ¿Qué estrategias seguir? ¿Qué hacer? ¿Resistir? O ¿Convenir? Se nos antoja una solución a estas preguntas un tanto inmanentes a la posm modernidad y no trascendentales. Es un enfoque sistémico de la cuestión, si el sujeto ha de ser posmoderno, hagámoslo disidente, ¿cuál es el sujeto posmoderno bajo la Tercera Posición?
En este caso, Ernst Jünger propone en su libro La Emboscadura una serie de estrategias de resistencia metapolíticas en torno al concepto de Emboscado y su relación con las instituciones modernas del sistema. Este concepto es parte del objetivo del presente ensayo: el del relacionar la figura del emboscado con el sujeto posmoderno, la Tercera Posición y la neoreaccion como propuesta. En este tenor de ideas, hay varias vicisitudes que deben comprenderse.
Primero, la visión privilegiada de Jünger sobre el sujeto aislado del futuro, ya que Jünger se adelantó a varios análisis sobre el mismo tema (Posmoderno de Lyotard, Modernidad Líquida de Baumann, el cuerpo sin órganos de Deleuze, Sociedad del consumo de Debord, la sociedad del riesgo de Beck, el Acephale de Bataille, entre muchos otros) dicho análisis sobre el devenir del hombre tiene su origen en el arquetipo heroico del Gran Hombre de Emerson, base del übermensch de Nietzsche.¹
Por otro lado, la necesidad de reforzar de forma crítica todo pensamiento disidente nacionalista. La izquierda tuvo su salto Gramsciano y cultural con el mayo y generación del 68; la derecha de igual forma en la década de los ochenta se reinició con su neoliberalismo, paleolibertarianismo, y más actualmente con el fenómeno de la alt right americana, junto con las ramas populistas y Nouvelle Droite. Todas estas formas de marcado carácter posmoderno.
Sin embargo, el Nacionalismo Revolucionario y la Tercera Posición y movimientos afines no han tenido una vía a la posmodernidad hacia el nuevo campo de batalla, algo que aquí se afirma vendrá del NRX (Neoreacción) y del Emboscado Jüngeriano. Las premisas que nos arrojan de la siguiente forma: el Emboscado debe ser el modelo del sujeto nacionalista-revolucionario del siglo XXI, en contraste al Alt-Right al Woke o progre, en sus distintos campos.
Se comenzará a describir a los sujetos posmodernos de las dos tradiciones, izquierda-derecha, posteriormente a conceptualizar brevemente la estrategia de la Emboscadura para finalmente relacionar esta figura con el pensamiento NRX, concluyendo como podría conformar al nuevo hombre del nacionalismo-revolucionario.
II. Izquierda-Derecha y Posmodernidad:
La Entropía, o el natural desgaste de toda materia hacia la nada, es un fenómeno cósmico y físico único en toda la existencia, la entropía es tan absoluta y fuerte que nada la para o incluso es uno de los fenómenos que fundamenta a otros, como por ejemplo, el tiempo. En un sentido humano, la entropía hace estragos hasta en el espíritu. En la edad antigua, el hombre tenía una cohesión fuerte y sólida tanto con su entorno, como en su psique, como con su comunidad, es decir, era un hombre fuerte, espiritualmente y religiosamente, no necesitaba de mucha técnica ni de un sistema de reglas para convivir en paz, no había más derecho que el dictado por Dios. Si tan solo el tiempo pudiera congelarse, pero no, la entropía no para, solo se puede disminuir y desacelerar, más no revertir.
A la gran masa de hombres-religados entre sí, la modernidad hizo estragos, destruyo sus creencias, redujo la fuerza y rompió las cadenas del ser; sin duda, algo se perdió con la llegada de la ilustración, la tecnología y las revoluciones. De esa masa dividida, surgieron nuevos hombres con comunidades más pequeñas. A la izquierda los hombres modernos que creían en la clase y el materialismo histórico, a la derecha, los burgueses liberales que abogaban por el mercado sin límites y reducción estatal.
Y los antiguos creyentes, que aún añoraban el orden divino, quedaron sin organización, o bien eligieron entre la izquierda y derecha en algún grado, lo que disperso más los ya muy diluidos ideales de la “Tercera Posición”. Dicho debilitamiento tiene su origen en la desaparición de la comunidad o religión en forma abstracta, o sea religare. La fuerza de los burgueses, obreros y soldados (liberales, marxistas y fascistas) siempre fue la comunidad. No paso mucho tiempo para que sus cosmovisiones se enfrentaran y quedaron pulverizadas en las ruinas de Europa, y así, una vez más, la entropía se abría paso.
El giro posmoderno acontecido desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y encarnado en algunos acontecimientos y fenómenos clave (Mayo del 68, Caída del Muro de Berlín, 911 en Estados Unidos, etc.) destruyo lo que quedaba de la comunalidad de los grupos modernos y el hombre, tanto marxista, burgués y fascista fueron enterrados con honores.
Ante este estado de cosas, muchos se refugiaron y siguen haciéndolo en la nostalgia estéril y cobarde, otros tanto se reinventaron ante el giro posmoderno. El más consistente y primero en darse fue el de la izquierda con el mayo francés del 68. En este giro el sujeto ya no debía soportarse en la comunidad de clase, su rol hacía con ella, el del proletario dejo de ser visto como una fuerza y era visto como una opresión más, ahora sé pedía “lo imposible” y afirmar la identidad de otra forma. Estas identidades fueron afirmadas como micro-comunidades estratégicas “moleculares” definidas por Deleuze, con el fin de liberarse de toda atadura “molar” de orden y organicismo.
Así, la guerra de los “cuerpos” contra los organismos quedo soportada por personas deconstruidas y de múltiples identidades o modas. El sujeto posmoderno, líquido, sin identidad, cosmopolita, progresista y en multitud (como afirmaba Antonio Negri) iba en contra de todo imperio (o sistema represor) que en buena medida y muchas veces era la propia familia, la figura parental o la comunidad en sí misma. Esto fue la definición posmoderna de la izquierda.
La derecha, por su parte, construyo su cara posmoderna posterior a la de la izquierda y en parte como reacción en ella. Del sujeto burgués, trabajador y padre de familia le siguió un patriota extremo, individual-ateo, egoísta y conspiranoico, a su vez consumista del mercado y aspirante eterno a empresario o emprendedor de sí mismo. También hay sujetos ultra-politizados anti “todo” lo que sea izquierda, neoconservadores y paleolibertarios.
Igual que el posmoderno de izquierda, su fin es materialista y desentendido de la comunidad, en la era posmoderna se reinventaron para disputarse el puesto hegemónico una vez más en la mentalidad del hombre del siglo XXI. Aunque ambas posturas son una revisión de sus herencias modernas, también es cierto que ambas comparten el pragmatismo y el utilitarismo del proyecto moderno; y a su vez siguen apelando al cada vez más débil humanismo como edificación de toda realidad.
Sólo algunos sectores radicales de los posmodernos de izquierda y derecha han trastocado dichos paradigmas modernos y han llegado a enfatizar versiones de sus ideologías más antihumanistas o antimaterialistas, pero dichos sectores son marginales, e, incluso, acusados por sus propios colegas de fanáticos, locos, reaccionarios, falsos representantes de tal o cual ideología, e incluso en últimas instancias, por alguna razón, tildados de fascistas (como sucede a menudo con las feministas radicales, transexuales, libertarios extremos y aceleracionistas) Esto sin mencionar al problema de la nostalgia trascendental.
Denominados nostalgia trascendental a la condición de añoranza política de algún sector que se caracteriza por la idealización de estrategias del pasado, y, con la finalidad o falsa creencia de que dichas estrategias están sintonizadas con el contexto actual, con ningún otro argumento más que la supuesta trascendencia histórica de las ideas, incluso a veces de la afinidad misma. De la misma forma que existen los sujetos políticos posmodernos, están los nostálgicos. Se entiende, el militante socialista deconstruido, disidente sexual, observa como machista y opresor al antaño militante socialista obrero-marxista; de la misma forma que los libertarios y emprendedores sospechan de colectivistas y estatistas a los liberales tradicionales, moralistas o votantes de una derecha antigua.
No obstante, vale la pena subrayar que un sinónimo de nostálgico o retrógrada es el de fascista, y esto, a pesar de la mala fe, no solo se da por su claro antagonismo político entre izquierdas, derechas vs fascismo o Tercera Posición, sino porque a diferencia de sus enemigos la tercera posición se ha quedado en la nostalgia trascendental, su visión política es solo vigesimonica. Existe una grave crisis, pues la mayoría del ethos tercer oposicionista está muy anclado a los lazos comunitarios del ser, que hoy en día están agotados, para apoyar un proyecto político de peso.
Las alternativas sí están presentes teóricamente. Nos referiremos a las más relevantes, que son la Cuarta Teoría Política de Duguin, y la Emboscadura de Jünger, y la NRX de Land. Antes de ensayar al posible sujeto posmoderno de la tercera posición; cabe señalar algunas vicisitudes de estas ideas.
En primer lugar, la Cuarta Teoría Política propone una reconexión del ser y la creencia que la razón liberal destruyo, este proceso a través de la religión meta-histórica secular del mito concreto de cada pueblo con su existencia. Duguin se auxilia del trabajo de Heidegger y su hermenéutica ontológica del Dasein, compuesta en Sein und Zeit. De manera crítica, el proyecto duguinista es, sin duda, una revitalización de tradicionalismo común de tintes soberanistas, en el caso menos exitoso, solo una fuente más de la nostalgia. Esto debido a que no todos los contextos obedecen al mismo pasado glorioso o bien, necesita aún mucho de la comunalidad hoy extinta. Sólo en contextos específicos como en el ruso se puede desarrollar un pensamiento tan comunal en el siglo XXI.
En occidente, la Cuarta Teoría Política fracasaría por esos problemas ya anunciados, o bien recogida de manera local por grupos indigenistas o de otra índole, pues como se mencionó, no hay tanta cohesión en todos los casos. Escenario distinto de sumo interés, el del hispanismo como un Dasein de los hispanos, pero, de la misma forma, con poca cohesión, lo que ha dado como resultado quimeras ideológica-nostálgicas como las de Santiago Armesilla y Roberto Vaquero.
Más interesante es la propuesta nacida bajo el yugo de la Revolución Conservadora alemana, nos referimos, a la estrategia de Ernst Jünger, la Emboscadura. En este caso, la figura marginada e individualista del emboscado está acorde con la posmoderna realidad de la destrucción comunitaria. La única desventaja del emboscado es haber sido desarrollada prematuramente, pues Jünger nunca presenció el nivel de podredumbre actual, seguramente la doctrina hubiera tenido mayor acierto e impacto como sujeción de la Tercera Posición posmoderna; como por ejemplo la similitud entre el bosque jüngeriano y el ciberespacio.
Para complementar esta doctrina es donde se conjugara la propuesta NRX o neoreaccionaria, también denominada Ilustración Oscura, aceleracionismo de derechas o simplemente Landianismo. Ahora desarrollaremos estos puntos.
III. La Emboscadura y el Emboscado
El agotamiento del mundo aconteció. El romanticismo también se cansó, el optimismo del proyecto ilustrado se estrelló estrepitosamente en el mundo cuando acontecieron las dos guerras mundiales. Como bien menciona Huysmans en su Al Rebours:
“Todo ha terminado. Como un maremoto, las olas de mediocridad humana que se alcanzan hasta el cielo, cubrirán este refugio del cual, muy a mi pesar, abro las puertas. ¡Ah! ¡Siento que me falta valor! Elevo mi corazón a ti Señor. Ten piedad de un cristiano que duda, de un crédulo que querría creer, de este galeote, de la existencia que, en la noche, solo, se hace a la mar, bajo un firmamento que ya no iluminan los faros consoladores de la antigua esperanza”.
Este pasaje retrata de una forma muy peculiar el vacío del mundo, no por nada. Al Rebours, es la “biblia” del decadentismo, que en palabras de Camille Paglia, es el romanticismo tardío posmoderno. Esto es solo la consecuencia lógica de la modernidad. Y una vez el fascismo agotado, es hora de volver al origen del mito; su principal motor:
“Una organización de imágenes capaz de evocar instintivamente todos los sentimientos correspondientes a las diversas manifestaciones de la guerra emprendida… Contra la sociedad moderna”.
Estas potencias naturales e irracionales, se nutren bajo el sentimiento de lo arquetípicamente femenino-material; es por ello, que Jünger sentencia:
“En los grandes peligros se buscará lo salvador a mayor profundidad, se lo buscará en las Madres, al contacto con estas se liberan fuerzas primordiales a las que no pueden hacer frente los puros poderes temporales”.
Los puros poderes temporales son la eterna y todopoderosa entropía haciendo estragos. Y ante las fortalezas del siglo XX que hacían de refugio también han caído, y el hombre que se dirija hacia allá va a ir solo, pues en el tercer camino, no izquierda ni derecha, se detendrá por el camino del bosque. De ahí la construcción teórica del emboscado, el cual es una forma de representar la huida espiritual y al exterior con un individualismo exacerbado, y una indiferencia refrenada por el principio de no agresión, y en específico, un ostracismo o un derecho de tránsito extremo.
Debe entenderse que la emboscadura no es una metáfora del anarquismo, defensa del mercado o de un individualismo burgués-ciudadano. Más que eso, es una violenta salida a un estado-precivilizatorio sin ánimos (y esto es importante)de un proyecto común o colectivo. Como bien menciona Jünger:
“No debe entenderse la emboscadura como una forma de anarquismo dirigida contra el mundo de las máquinas, aunque no deje de haber tentaciones en tal sentido, sobre todo cuando esos esfuerzos van orientados simultáneamente establecer una conexión con el mito. Lo mítico vendrá sin lugar a dudas, se encuentra ahí, y, llegada la hora, emerge a la superficie como un tesoro. Pero brotará precisamente del movimiento más rápido, el movimiento es únicamente el automatismo, el grito de nacimiento. No retornamos a lo mítico, sino que volvemos a encontrarnos con ello cuando se tambalea en sus estructuras el tiempo y estamos sometidos al imperio de un peligro máximo”.
La forma desligada, atomizada, individual y desintegrada socialmente, no es una “resignación” ni una concesión al sistema, es, más que nada, la lógica estética del siglo XXI. Una especie de sujeto posmoderno alternativo, más allá, de la nostalgia impotente; una rima histórica con el hombre fascista alternativo de la modernidad. Jünger apunta en este sentido:
“Se insinúa aquí la posibilidad de una nueva orden. De igual manera que la Contrarreforma católica fue su esencia la réplica de la Reforma protestante Y fue fortalecida por esta Así también cabe pensar en un movimiento espiritual que busque como campo de batalla el nihilismo y saque de él su configuración como imagen reflejada en el espejo del ser así como los misioneros hablan con los indígenas en el idioma de estos también resulta recomendable adoptar idéntica conducta en el trato Con quienes han sido educados en la jerga de las ciencias de otro modo algunas de las ciencias particulares están penetrando en zonas donde resulta posible mantener un diálogo sobre cuestiones medulares”.
Entonces la emboscadura metafóricamente Y sistemáticamente es más una táctica que una estructura, una huida que un camino trazado. Y esto, es el relieve reaccionario y fluido que la tercera posición siempre ha tenido, tal como dice Mussolini: nuestro plan es la acción.
El bosque, al ser el espacio natural salvaje y omnisciente, deja el sujeto en segundo lugar, al descentralizarse el ego agencial se está en posibilidades de religar y reencontrar alguna oportunidad de volver a ser.
IV. El Sujeto NRX-Emboscado
En el estudio filosófico sobre el nihilismo más reciente. Ray Brassier, Define al ser y al pathos humanista como la imagen manifiesta. Este es el mito pre-científico que tiene el sujeto sobre sí mismo. Argumenta que el desarrollo tecnológico destruye y socava la imagen manifiesta, esta otra imagen denominada científica es la causante de la destrucción del ser y el nihilismo está desatado por esta pérdida de sentido. La modernidad supuso que era manejable la atención entre las dos imágenes y se recuperaría un sentido bajo la ciencia. Sin embargo, lo que sucedió fue que entre más desarrollo tuvo la tecnología, menos sentido tuvo el ser. Brasier, llega a concluir que no solo el nihilismo es incompatible, sino que es el fin en sí mismo de la razón ilustrada.
Este tipo de tesis y sus consecuencias es lo que Jünger no llegó a observar bajo la clara Encarnación cibernética mercantil y global del nihilismo de la posmodernidad, es decir, a la que el emboscado debe enfrentar. Las causas de este nihilismo desatado fue la aceleración a partir del fin de los contrapesos de la Guerra Fría. Sin embargo, es posible un emboscado 2.0 Por así decirlo auxiliándose de la doctrina de la Neoreacción.
La Neoreacción o NRX es la corriente contemporánea alternativa a la política tradicional relacionada o heredada de los pensamientos reaccionarios de derecha. No es momento aquí para ocuparnos por una taxonomía de izquierda, derecha, tradicionalismo y reacción. Pero es importante destacar el rechazo a la política de la reacción y su fuente vínculo con el orden pre moderno.
Pues la NRX continúa con su rechazo a la política como producto moderno. Su estrategia es la sedición y él afuera, el límite a la comunidad y al estado, en última instancia la secesión política. Esto va muy bien con la actual destrucción comunitaria posmoderna. Otra cuestión en común es la sumisión o preferencia por el orden divino y espiritual contrapuesto al material, es decir, la creencia del ser Dios punto, sin embargo, al ser un valor destruido por el orden posmoderno, la NRX no insiste en la restauración eclesiástica de una iglesia oficial, sino acorde a lo posible divinizan un Dios actual.
La tecnología, la maquinización, el ciberso y las IAs son y aspiran bajo la NRX la entronización de un orden inhumano, superior, divino, pues al quedar subordinada la humanidad, aun poder Superior y ajeno a ella quedaría en una situación similar a la de la pre-modernidad restaurando el reinado de Dios en la tierra.
Otro punto en usual es el rechazo de la NRX a la democracia, solo que ahora y relacionado con la emboscadura, la democracia es la idea hegemónica y casi el mundo mismo. Es tan poderosa que es probablemente un sinónimo de “realidad” es por ello que el escape hacia el bosque a la manera Individual sea el proyecto más sustentable de la NRX.
Los NRX no aspiran a un movimiento de partido, pues siguiendo el ensayo esto sería pura nostalgia ni tampoco hay un modo de ser en NRX, así como de la misma forma el emboscado no es un modelo prefabricado. Jünger, afirma:
“Hoy viven innumerables personas que han atravesado los centros del proceso nihilista, las cimas del Maelstrom. Suben allí la mecánica se desvela como una realidad cada vez más amenazante, el ser humano se encuentra en el interior de una gran máquina que está pensada para aniquilarlo”.
El único requisito no programático, sino lógico, casi natural, es ser hostil o enemigo ante la modernidad hoy en día institucionalizada en un sistema de censura sectaria moral estatalista en lenguaje en NRX catedralicia. Esta reacción, por ejemplo, es identificada por Land en tres grandes grupos, el neo tomista, el etnonacionalista es decir, religiosos, nacionalistas y amantes de libre comercio. Los anteriores grupos desde la óptica de la Catedral son derecha o fascistas si no es que nazis.
Y aunque Land reconoce que es difícil si es que imposible que llegue a existir un estado orden de colaboración entre estos tres grupos, no afecta a la viabilidad del proyecto, pues la NRX es individual, no colectiva, ni es un proyecto político institucional. Land, a diferencia de otros pensadores como Moldbug o Hoppe, No ve a la NRX como un proyecto político en el sentido tradicional, sino como un fenómeno cultural, histórico o meta político análogo a la ilustración en su tiempo, punto de ahí que Land bautice todo esto como ilustración oscura.
Cabe mencionar el riesgo de que los marginados y maníacos sociópatas se cuelen en esta moda inhumana, un riesgo siempre latente incluso para Ernst Jünger:
“También han de recurrir a la emboscadura aquellos seres humanos a quienes les resulta imposible otra forma de existencia, hay un peligro especial y es que se infiltran elementos criminales”.
Y también no negar la poca practicidad de la estrategia en primera instancia o a corto plazo Pues caeríamos en otro utópico primitivismo marginal o bien un delirio nostálgico punto primero con las armas del sistema Jünger afirma:
“Las libertades y los derechos de la persona singular en su relación con las autoridades. Esas libertades y esos derechos vienen definidos por la Constitución, ciertamente habrá que contar una y otra vez y por desgracia, todavía por largo espacio de tiempo con que esos derechos serán conculcados bien por el estado bien por una invasión extranjera o bien por una combinación de varias intromisiones”.
De la misma forma también debemos observar la evolución y superación del hombre por sí mismo, sin llegar a enajenarnos con la idea de la modernidad Pues en esencia el hombre no es un cuerpo ni un cargo ni un rol social, sino un alma, sin embargo, no Por ello podemos retrasarlos con la salvación de algunos de ellos. Jünger por último lo dice:
“¿Puede llegar a ser aniquilado el ser en el hombre? Esta cuestión hace que se dividan no solo las confesiones, sino también las religiones, en ese presentimiento se apoya la acusación que habla del asesinato del alma”.
Es por ello que uno de los pilares de este plan es acelerar los cambios tecnológicos para poder apoyarnos en una nueva base Divina de Dios, como dice Land así, y solo así se conforma el nuevo sujeto tercer posicionista posmoderno.
V. Conclusiones
En conclusión, el análisis profundo de las ideas de Ernst Jünger, particularmente en relación con la figura del “emboscado”, ofrece una perspectiva reveladora sobre las dinámicas contemporáneas de resistencia y cambio. Jünger propone la emboscadura como una táctica de resistencia metapolítica ante la fragmentación y desintegración de las comunidades tradicionales en la era posmoderna. Esta figura del emboscado se presenta como una respuesta individualista y anticomunitaria a la erosión de las cosmovisiones y estructuras sociales.
El panorama posmoderno se caracteriza por una profunda fragmentación y una crisis de sentido, donde las identidades se vuelven fluidas y multifacéticas, tanto en el espectro izquierda-derecha como en el ámbito nacionalista. En este contexto, la tercera posición y el Nacionalismo Revolucionario enfrentan el desafío de encontrar una vía alternativa y viable. Aquí es donde surgen propuestas como la neoreacción, que busca trascender la política moderna y la democracia, sugiriendo una forma de secesión y retorno a un orden divino y espiritual.
Sin embargo, es crucial reconocer los desafíos y riesgos asociados con estas ideas. La posible infiltración de elementos criminales en movimientos antinstitucionales y el riesgo de caer en utopías o nostalgias deben ser abordados con precaución. En última instancia, el estudio de las ideas de Jünger y las corrientes neorreaccionarias ofrece una perspectiva valiosa para comprender y enfrentar los dilemas y tensiones de nuestro tiempo, subrayando la necesidad de buscar formas innovadoras y responsables de resistencia y transformación en un mundo en constante cambio y desafío.
Muy buen artículo.
Me queda un poco cruzado el concepto del emboscado, al suponer éste una afronta a la destrucción de las comunidades y al mismo tiempo un sujeto individualista. No resulta contradictorio?
Felicidades por el artículo.