Juan Pablo Herrera Castro es un autor, investigador, historiador independiente y activista político oriundo de la ciudad de Guadalajara. Militó en numerosas organizaciones nacional-revolucionarias, como lo fueron el Partido Nueva Guardia, el Movimiento Nacional Corporatista, el Frente Local de Acción Antimarxista (FLAMA) y el Frente Nacional de la Juventud. Fue corresponsal de la mítica revista de CEDADE, siéndolo ahora de la publicación de Devenir Europeo. Es Jefe Nacional de UNR prácticamente desde su fundación. Dirige la revista Elbruz Altus Vexilum, siendo también responsable de la Editorial Justicia Valor Paz, mediante la cual ha realizado una monumental labor de divulgación histórico-cultural.
1- Remontándonos al origen de esta gran travesía, ¿cómo entraste en contacto con las ideas nacionalistas?
JPH: Venía de un ambiente familiar y escolar basados en los valores del catolicismo, no podía entender la realidad sino a través que escucha de dos realidades contrapuestas: el catolicismo y el Estado Revolucionario, el bien y el mal. Aún tenía 12 años cuando fui incorporada a las llamadas Vanguardias de la Asociación Católica de la Juventud Mexicana. La formación que recibí en esta organización fue una sólida ética para la vida y el activismo en el Nacional Catolicismo. Tuve la fortuna de tener a sólidos maestros que eran sacerdotes de antiguo cuño y acceso a sus bibliotecas. Fue una etapa meramente formativa, fueron 10 años intensos.
2-. En algunos de tus textos y conferencias has hecho especial énfasis en la ruptura de los movimientos nacional-revolucionarios mejicanos con la extracción católica integrista de la amplia mayoría de organizaciones nacionalistas del país. ¿Podrías definir los motivos de este proceso?
JPH: Muy pronto me di cuenta que el integrismo católico tenía sus límites. Fue un proceso muy difícil, para muchos no hay dudas de que el Catolicismo Social era la respuesta, pero este había sido neutralizado por el propio clero. En vez de ello solo había un anticomunismo que era un fin en sí mismo y no permitía ir más allá. Para el Nacional Catolicismo no es factible un nacionalismo porque la Iglesia católica no es mexicana sino universal y sus objetivos e intereses no son nacionales. Entonces entendí que un proyecto de carácter independiente y Nacional no debería ser confesional. La Acción Católica fue después de 1930 una organización de dominio eclesiástico férreo con el propósito de no resurgiera un catolicismo combativo socialmente. El choque con esa realidad hizo que tomara otro camino.
3-. Pareciera que las agrupaciones neofascistas oscilaron entre el nacionalismo revolucionario y la enseñanza tradicional; ejemplo de ello podría serlo la producción ideológica de las organizaciones Nueva Guardia (1971) y el Frente Nacional de la Juventud (1982). ¿Qué otros aspectos internos podrían distinguir a las distintas iniciativas del mismo periodo entre sí?
JPH: Nosotros pasamos del anticomunismo extremo al Nacionalismo Revolucionario, es decir ver tan pernicioso el capitalismo como al marxismo. En la década den los setenta el Partido Comunismo manejó dos estrategias, una con la guerra subversiva y otra la difusión del marxismo en todos los ámbitos.
Nueva Guardia fue el primer intento político abierto del Nacionalismo Revolucionario en México, pero fue muy efímero por la represión política del Estado Priísta, era 1971. El otro intento fue Frente Nacional de la Juventud en 1982, al que se le aplicó la misma represión exigida por el Partido Comunista ya legalizado y también con la franca oposición de las derechas anticomunistas que tuvo una actuación aparte de desleal, francamente mezquina.
El pensamiento tradicional no pasó de ser un grupo reflexivo que rechazaba la lucha política y a la larga termino marginándose. El termino Neofascista no fue utilizado por el Nacionalismo Revolucionario mexicano, sino más bien por el enemigo de izquierda .
4-. Orientaciones y Doctrina aria de lucha y victoria, obras ambas de la autoría de Julius Evola, fueron publicadas en Méjico bajo el sello del FNJ y el Movimiento de Integración Nacional (1978), lo cual delimita un antecedente importante en tanto a la introducción del pensamiento el barón de la tradición en Iberoamérica. ¿Cuál fue el proceso de publicación de estos trabajos?
JPH: Cuando el FNJ inicio su tarea de formación nos dimos cuenta que no cantábamos con textos adecuados, mas allá de los libros anticomunistas y antisemitas de Salvador Borrego, que eran meramente informativos por lo que se dió el FNJ de editar una serie de textos doctrinarios.
La organización española CEDADE provocó con sus libros un gran avance doctrinario en los jóvenes de Hispanoamérica la década de los ochenta. Degrelle y Codreanu tuvieron un espacio, que la derecha reaccionaria nunca quizo darles.
5-. Has mencionado algunas interacciones entre la escena nacional-revolucionaria mejicana y figuras como Horia Sima u organizaciones como la FANE francesa, el MSI o la Alianza Nacionalista Iberoamericana «Joven América». ¿Qué vínculos sostenían las organizaciones nacional-revolucionarias del país con camaradas del extranjero?
JPH: El FNJ tuvo relaciones con la Falange Española, con CEDADE y una muy efímera con Fuerza Nueva (los españoles franquistas en México nunca aceptaron ningún trato con mexicanos). Tuvimos un acercamiento muy fuerte con el Movimiento Legionario Rumano en el exilio. Supe que enviados de las FANE francesas estuvieron conviviendo con el FNJ y que la organización Avanguardia Nacionale nos pasó algunos manuales de operación, como aquel de Proselitismo por la Acción, que comprendía inmiscuir al simpatizante en acciones para que se identificara con la organización.
6-. La idea de la contrainsurgencia anticomunista fue una constante entre los grupos tercerposiconistas de Iberoamérica durante la Guerra fría. En el caso de Méjico, ¿qué papel llevó a cabo la militancia neofascista? ¿Qué podrías contarnos en torno al clandestinaje y la acción directa en aquellos turbulentos años?
JPH: No estuve informado al respecto, no éramos en el FNJ una organización que tendía al clandestinaje ni a la lucha armada, sino más bien una organización legal con fines políticos abiertos.
7-. Te has dado a la tarea de honrar la memoria de distinguidas personalidades del nacionalismo mejicano de posguerra, entre los cuales podemos nombrar a Efrén del Río Romero y Manuel de la Isla Paulin, por mencionar a algunos. ¿Qué otros nombres deberían ser rescatados, recordados y estudiados por las generaciones venideras de nacionalistas?
JPH: Pienso que Jaime Abundio Rodríguez Gómez y los hermanos Juan José y Guillermo Valenzuela Bocanegra que pertenecieron al Comité Central del FNJ.
8-. Conociste al guerrillero salvadoreño Edgar Antonio Chacón en 1979, dirigente de la Avanzada Nacional-Revolucionaria Centroamericana. ¿Qué podrías decirnos sobre su actividad y persona?
JPH: Sí, conocí al camarada Edgar Chacón que nos visitó en Guadalajara, era un pensador y activista Nacional Revolucionario, no lo califico como guerrillero. Me comento que había participado con el ejército guatemalteco en la guerra antisubversiva y que después se dedico a la docencia, incluso lo fue en los planteles de las Fuerzas Armadas de El Salvador. Me comento que la lectura del libro de León Degrelle: Memorias de un Fascista, cambio su perspectiva ideológica. Había formado una organización cultural denominada Thule cuando fue asesinado por la CIA.
9-. Fuiste corresponsal de la mítica organización CEDADE en Méjico, ¿cómo fue que adheriste este cargo? ¿Qué tipo de actividades fueron llevadas a cabo en el país en nombre suyo?
JPH: Hubo un periodo en que CEDADE incursionó en formar delegaciones en Hispanoamérica, así hubo delegaciones en Argentina, Uruguay y México. El trabajo consistía en la difusión en México de la magnífica revista CEDADE y sus libros.
10-. Diriges desde hace más de una década la revista Elbruz Altus Vexilum, la cual ha sido descrita como «la única revista mejicana que promueve abiertamente el nacional-socialismo». ¿Cómo es que surge está iniciativa? ¿Cuáles considerarías que han sido sus hitos?
JPH: La revista Elbruz nació el 9 de noviembre de 1999, de franca oposición de los evolianos por considerar a Miguel Serrano un personaje no recomendado. La revista toma su nombre de un texto de Serrano en el libro: El Cordón Dorado, donde hace mención de la colocación de la bandera del Reich en la cumbre del Monte Elbruz el 22 de agosto de 1942. Ha tenido tres épocas la revista Elbruz, en la última se le adhirió al título de la revista dos palabras en latín: ALTUS VEXILUM, que significan La Bandera en Alto. En un inicio el Sionismo pidió su proscripción por ser una revista peligrosa. Por ahora la revista se edita cuatro veces al año y quizá evolucione con el tiempo.
11-. Tomando en cuenta las lecciones aprendidas por las agrupaciones nacional-revolucionarias y tu experiencia como militante, ¿qué puntos creerías necesarios reforzar o implementar entre la militancia tercerposicionista de hoy en día?
JPH: Sobre todo su diferenciación de las organizaciones reaccionarias que ahora son parte del sistema. Mantener una firme posición diferenciada de los grupos supremacistas Norteamericanos que son enemigos de nuestro pueblo y una relación respetuosa con los movimientos nacionalistas europeos.
12-. Pasando a tópicos de actualidad, ¿qué autores contemporáneos considerarías dignos de la atención de la militancia nacionalista?
JPH: Pienso que el francés Alain de Benoist, los españoles Ramón Bau y Ernesto Milà, el argentino Alberto Buela y Norberto Ceresole y al chileno Carlos Videla y al mexicano Jose Luis Ontiveros.
13-. Hemos presenciado de manera desafortunada la instrumentalización de algunos cuadros tercerposicionistas en favor de avatares de la derecha electoral conversadora. ¿Qué postura debería sostener el nacional-revolucionario ante esta cuestión?
JPH: Es un error volver atrás y dejarse utilizar por el conservadurismo, pudiendo nosotros afirmarnos en nuestra alternativa.
14-. Por último, ¿qué consejo darías a quienes mantienen incorrupta la esencia del Ideal?
Pues que la militancia es la única ideología, no basta decir “yo creo, sino decir yo lucho”. La vida te va poniendo muchas pruebas, pero hay que tener presente que “quien hace lo que puede hace lo que debe”.
En mi generación una parte ya están muertos y otros han girado 360 grados y han vuelto a los ámbitos católicos y se sienten bien ahí, pero habemos otros que mantenemos en alto la bandera.