¡Nadie puede tolerarlo más!…¡es Usted lo peor del mundo!…¡No le ha bastado con destruir el estilo literario de los salones!…¡Ese que nos permitía entregar premios y hacer reconocimientos!…¿Por qué ha huido del nido de amor que le ofrecían en Dinamarca!…¡Ya había deshonrado todas las banderas!…¡Ni en el anarquismo tiene ya cabida!… ¡Canalla Céline puede irse a bailar polka con los esquimales!…¿Acaso es Usted un escritor o un malviviente? Considerando todo lo cuidadoso que son los escritores para consumar infamias. ¡Qué acaba Usted de hacer! ¡Explíquese!
En realidad soy un proscrito. He sido marcado en todas las listas, los comunistas me pusieron en lugar privilegiado pero regresé de la URSS y no pude más que escribir Mea Culpa y ello me trajo su condena, fui juzgado y fichado, no importa que Trotsky se muriera por mi estilo, los pioletazos terminan con alterar el sentido crítico. Resulta muy reconfortante que Trotsky que fue un asesino con mayúscula, ahora sea agasajado como filántropo, las ruindades del Ejército Rojo, dónde quedaron, ¿y sus meticulosas masacres? ¡Y esa forma de aniquilar a los Romanoff! Todo ello es basura. Y el único criminal soy yo, está bien, ¡lo admito! Y hasta puedo cantar. Mas los fascistas creyeron que iba andar a paso romano y con la Giovinneza, es más pensaron que pronto haría una lírica para Horst Wessel, que mi arte enloquecido iba a rendir cuentas… que ya me iba a portar bien… Y nada… Volví a las andadas…Me zafé de swásticas y critiqué al propio Führer, eso lo hice de gratis, nadie me lo pidió…¡no lo hice comprado por los masones ni por los católicos…En pleno juicio, un poco de fiebre y mire Usted las páginas de Rigodón.
Hay que tener cuidado.
Pare ya, ¡deténgase!… provoca en todos nosotros asco moral y estamos en mayoría, nadie lo apoya, se le ve con desconfianza, es usted un facho de closet. Fascista y más que fascista un verdadero monstruo. Vamos a revisar todo lo que ha escrito y lo que imaginó también ¡todo! No podrá escapar de sí mismo. Céline se alzó de pronto, no tenía ganas de escapar, recogió con cuidado su pluma Sheaffer e hizo una mueca al respetable. Sí un gesto obsceno e hiriente. Parecía hablar para sí mismo. Idiotas y pequeñas bestiezuelas. Nada podrán contra mi obra inmortal. Sobrevivirá a Notre Dame y al Arco, a las reliquias de Juana, a las tristezas de las hojas muertas. Céline siguió hablando, disparates y maldiciones. De seguir así morirá en nuestro manicomio dijo el loco mayor. Y los demás locos con sus sombreros de Napoleón y sus gorros frigios, babeantes y alegres, ensimismados en su triunfo, literatos consumados y moralistas con un trompetillero, cantaron de pronto La Marsellesa. Era una cacería extraordinaria, al fin se habían hecho de un canalla en plenitud, tan sólo habían capturado viejitos que se perdían de sus casas, al fin, sus locuras habían alcanzado la pompa y nada mejor que haber logrado aprehender a Céline. Vamos a jugar al trenecito dijo uno de los locos más cuerdo y se escuchó el ruido de la máquina con fú fú fú y un puro a manera de penacho humeante. En realidad, Céline había escapado a los controles de la policía del pensamiento y se había sumado a los locos, Pound había sido metido en el manicomio y se veía difícil que lo soltaran al fin lo hicieron, lo tuvieron con su camisa de fuerza y con reflectores para que no pudiese dormir. Céline había adelantado la parodia y así logró escapar del manicomio democrático que es el mayor centro de reclusión mundial de locos pasteurizados. Mas no hay que olvidar la lección: hay que tener cuidado al hablar en público.