Iniciado el ciclo de protestas juveniles en mayo de 1968, surge en Japón el Consejo Estudiantil de Lucha Conjunta (Zenkyōtō), formación izquierdista que contribuiría de manera importante en las revueltas universitarias del 68–69. Definiéndose como parte de la Nueva Izquierda, el Zenkyōtō rompió con la tradición política del Partido Comunista y el Partido Socialista de Japón, oscilando entre nuevas fórmulas políticas recientemente introducidas en el país.
Definiéndose contrario a la injerencia estadounidense y el régimen soviético, la Nueva Izquierda japonesa se distinguió por su desvinculación con el resto de organizaciones socialistas radicales afines a la URSS. Para el activista y estudioso del fascismo Koichi Toyama, el rompimiento de la Nueva Izquierda en Japón con el comunismo y su consecuente aproximación a formas de socialismo no-marxista, a la par que su postura tercerista, le tornaba en un movimiento de críptico estilo fascista.
De manera similar, el intelectual Kyoji Chisaka, por entonces integrante de la Federación Anarquista Revolucionaria, definió a la Nueva Izquierda como el resurgimiento de la Gran Guerra de Asia Oriental (la última etapa de la Guerra del Pacífico en el Japón territorial), equiparando el papel del clandestino Ejército Rojo Japonés con la mítica Corte Imperial de Yoshino. De este modo, el movimiento estudiantil cumplía un papel soberanista que hacía frente al orden político instaurado por fuerzas extranjeras en la posguerra.
Chisaka señala que mientras los activistas decanos del movimiento estudiantil habían heredado las tendencias marxistas de las agrupaciones revolucionarias históricas, los militantes más jóvenes se caracterizaban por una inclinación a posturas nihilistas. Este nihilismo, proveniente de las corrientes anarquistas europeas de la época, fue enmarcado en el cuerpo narrativo del fascismo; sumándose a esta amalgama elementos como el sentido patriótico y la búsqueda de nuevos esquemas.
Al igual que el autor Hidemi Suga, Toyama sitúa el carácter político-filosófico de la Nueva Izquierda japonesa en un tipo de existencialismo romántico, muchas de las veces próximo al espíritu del fascismo. Tanto Chisaka como Toyama se definirían «anarcofascistas». Toyama escribe: «Por alguna razón, al desenvolverse junto a los izquierdistas, a los existencialistas se les llaman anarquistas. Y al desenvolverse con los derechistas, por alguna razón, se les llama fascistas».
Este planteamiento culminaría con la identificación de algunos pensadores provenientes de la Nueva Izquierda con el fascismo en su forma vanguardista (Makita Yoshiaka, Toyama, Chisaka, etc.), apareciendo la facción intelectual fascista entre los estudiantes socialistas. El interés de esta facción por el fascismo puede explicarse ante la virtual inexistencia de su modelo en Japón, diferenciando la doctrina política de la era Shōwa, al que entendían por una forma «estatismo militar dinástico», del modelo fascista de la Europa del siglo XX.
En este contexto y de manera casi simultánea, surge entre los sectores nacionalistas del movimiento estudiantil la Nueva Derecha nipona. Distinguiéndose de la derecha política tradicional, la Nueva Derecha japonesa atacó el proamericanismo de los grupos nacionalistas anticomunistas del país, hallando motivo de ejemplo en el fascismo en tanto a la estructuración de una nueva corriente nacionalista. Enfatizando cuestiones como la soberanía nacional, el rechazo al orden mundial (llamado por algunos de sus representantes como el «régimen de Yalta-Postdam») y la identidad étnica de Japón. Algunos de sus miembros tendrían contacto con el fascismo nacional-revolucionario europeo.
El Consejo Juvenil de Japón (JASCO por sus siglas al inglés), sería el grupo más destacado de la Nueva Derecha, de abierta afinidad por el nacional-socialismo y fascismo, de los que sus miembros recogerían algunos elementos. Apodado peyorativamente como «el ala derechista del Ejército Rojo [japonés]», el JASCO dijo tener por objetivo el «hacer la revolución desde la derecha».
A diferencia de los grupos nacionalistas tradicionales, los cuales se enfrentaron directamente a los universitarios socialistas, el JASCO se adhirió a las manifestaciones estudiantiles convocadas por agrupaciones de Nueva Izquierda, recibiendo el nombre de «Zenkyōtō-Nacional». Suga refiere a esta convergencia como una «característica por la perseverancia de la lógica de la extrema izquierda y la afirmación del contenido de la extrema derecha».
Utilizaron la bandera negra y la enseña nacional durante su participación en protestas, portando cascos negros como distintivo. Adoptaron el himno «Shōwaishin no uta» (Oda a al restauración Shōwa), compuesta por los jóvenes militares nacionalistas del incidente de 1936.