Ni Hitler ni Quisling: el Círculo Ragnarok, nacional-socialismo radical en Noruega
Por Christian Bouchet
Durante 1935—1945, Ragnarok figuró como la publicación nacional-socialista más radical de Noruega. Los miembros de su círculo se consideraban representantes de una forma de nacional-socialismo particular, muy hostil al cristianismo, arraigado en suelo noruego y derivado de las virtudes específicas de los pueblos del norte. Su negativa a llegar a un compromiso llevó a la revista a criticar no sólo al Nasjonal Sammling (Asamblea Nacional) de Quisling, sino también a la Alemania de Hitler, a la que acusaban de violar los principios mismos del nacional-socialismo.¹
Orígenes:
El colectivo nacional-socialista radical que conformaría el Círculo Ragnarok tiene sus orígenes en las tensiones ideológicas que desgarraron al Nasjonal Sammling de Quisling poco después de su creación, en 1933. Un ala conservadora y cristiana se opuso entonces a un grupo de jóvenes radicales orientados al paganismo. El conflicto refería a la definición misma del partido, ¿sería un partido nacionalista cristiano, luterano, autoritario que lucharía contra el bolchevismo ateo y la decadencia de la sociedad o tomaría la forma de la vanguardia de una revolución que reorganizaría Noruega según una cosmovisión total?
Esta facción radical estaba compuesta, por un lado, por exactivistas del reducido Partido Nacional-socialista de los Trabajadores de Noruega creado en 1932, el cual había sido parcialmente absorbido en 1933 por el Nasjonal Sammling, y por otro lado, por personas bien acomodadas de mayor edad que habían sido estudiantes en Alemania en la década de 1920. El líder indiscutible de esta tendencia fue el corredor marítimo Hans Jacobsen.
Al no lograr apoderarse del control del Nasjonal Sammling, algunos integrantes de esta corriente abandonaron el partido mientras que otros decidieron seguir siendo afiliados para continuar así la lucha por su ideal a través la organización. Para dar un espacio a estos activistas que actuaban dentro y fuera del partido de Quisling, Jacobsen fundó la publicación mensual Ragnarok.
El grupo:
Desde su creación, Ragnarok contó con alrededor de 3.000 lectores y su número aumentó en 1937 cuando una nueva división afectó al Nasjonal Sammling tras un conflicto entre Vidkun Quisling y Johan Hjort, quien fuera jefe de su servicio de seguridad.
La cúpula dirigente de este movimiento lo conformaban, además de Hans Jacobsen, una veintena de individuos, en su mayoría jóvenes, entre los que destacaban el pintor Stein Barth-Heyerdahl, el escritor Per Imerslund que, durante sus estudios en Alemania, luchó en las filas de las SA de Berlín y que luego luchó en las filas nacionalistas en España, y el reconocido compositor Geirr Tveitt.
Un racismo particular:
El nacional-socialismo de Ragnarok no debía nada a influencias extranjeras y procedía íntegramente de la obra del noruego Erling Winsnes quien, en A un Dios desconocido y El Estado futuro, dos libros de tono nietzscheano publicados a principios de los años 1920, había desarrollado una visión particular del evolucionismo darwiniano al crear la «ley del peligro mortal». Para Winsnes, cuando el entorno natural de una población cambiaba, la población en cuestión abandonaba su territorio o utilizaba y perfeccionaba sus capacidades internas de adaptación. Así se crearon para él las diferencias raciales: durante las grandes glaciaciones, algunas razas habían elegido emigrar al sur para beneficiarse de una vida más fácil, dando a luz a africanos y asiáticos, mientras que otras permanecían en sus tierras y se enfrentaban al gran frío que dio origen a las razas nórdicas. Cuanto más expuestos estaban estos pueblos al llamado «peligro mortal» dado el frío, mayor había sido su selección racial y, como resultado, los noruegos eran el pueblo cuya calidad racial era mejor, resultando racialmente superiores a los alemanes, cuyos antepasados habían residido más al sur.
Un paganismo pangermánico:
El Círculo Ragnarok era férreamente anticristiano al sostener que el cristianismo era el vector de la influencia racialmente ajena en Noruega y que había hecho que los noruegos perdieran la conciencia de su particularidad racial. Siendo este el caso, el Círculo consideró necesario el regreso al paganismo nórdico, de manera modernizada.
Esto llevó a Geirr Tveit a visitar en 1935 a Hans F. K. Günther y al académico Wilhelm Hauer, creador de la Deutsche Glaubenbewegung (Movimiento de la fe alemana) en Alemania. Se forjaron vínculos entre el Círculo Ragnarok y el Movimiento de la fe Alemana: Jacobsen se unió a su consejo editorial en 1936, creándose un capítulo de la Deutsche Glaubenbewegung en Noruega. Mas la operación se vería interrumpida poco después, cuando las actividades de la Deutsche Glaubenbewegung fueron repentinamente prohibidas por el gobierno alemán y Hauer se vio obligado a exiliarse internamente.
Hans Jacobsen intentó encontrar una alternativa entrevistándose con Heinrich Himmler en la conferencia anual de la Nordische Gesellschaft en 1937. El Círculo Ragnarok se acercó entonces a la Ahnenerbe y a las SS y, en 1940, Jacobsen se convirtió en el editor en jefe de Germanen, órgano del Germanske-SS Norge, siendo Per Imerslund su principal colaborador. Pero las ideas del Círculo Ragnarok pronto fueron rechazadas por la SD, solicitándose a la Ahnenerbe que pusiera fin a sus relaciones con el Círculo.
Acción política:
Sin embargo, la primera ruptura entre el Círculo Ragnarok y la Alemania nacional-socialista fue más bien previa. El colectivo en torno a Ragnarok denunció enérgicamente el Pacto Molotov-Ribbentrop de agosto de 1939, solidarizándose con Finlandia durante la agresión cometida por la Unión Soviética, llegando al punto de reunir voluntarios para proporcionar ayuda militar a las tropas finlandesas. En sus columnas, Ragnarok narró este enfrentamiento como el equivalente nórdico de la Guerra Civil Española y destacó en gran medida los contingentes de combatientes extranjeros presentes en el frente. En alianza con el Perkonkrust letón hubo entonces un intento, fracasado, de crear una «internacional fascista» que no estuviera subordinada ni a Hitler ni a Mussolini.
La entrada de tropas alemanas en Noruega y la prohibición de todos los partidos políticos a excepción del Nasjonal Sammling chocaron frontalmente con el Círculo Ragnarok. Algunos de sus miembros se unieron inmediatamente a la resistencia, incluido el coeditor jefe de la revista, Otto Sverdrup Engelschion, que más tarde se convirtió en jefe del servicio de inteligencia del principal movimiento de resistencia noruego; otros decidieron continuar con su estrategia de influencia radical dentro y fuera del Nasjonal Sammling al que Jacobsen se reincorporó para convertirse en líder regional. Pero la desilusión fue rápida y el Círculo Ragnarok, sometido a una estricta censura, pronto limitó sus publicaciones produciendo únicamente artículos relacionados con la religión, atacando, a su vez, el reclutamiento de noruegos en Waffen-SS al entender el hecho como un deseo del imperialismo alemán por utilizarles como carne de cañón.
El descontento era tan grande que, a finales del verano de 1943, Imerslund decidió que los miembros del círculo debían pasar a la resistencia activa y facilitar la deserción de las desilusionadas Waffen-SS noruegas. Se hicieron contactos con grupos no-comunistas de la resistencia, células guerrilleras organizadas e incluso se consideró secuestrar a Quisling para llevarlo ante un tribunal popular. Pero la muerte repentina de Imerslund, que era el deus ex machina de la operación, no permitió que esta cobrara impulso.
Hans Jacobsen, por su parte, siguió animando la publicación de Ragnarok hasta el final de la guerra. Detenido, no por su pertenencia al Círculo Ragnarok sino por sus responsabilidades dentro del Nasjonal Sammling, fue encarcelado, logrando evadir la ejecución.