Dentro de la cultura y estudios que rodean al fascismo destacan siempre tres escritores franceses acusados de colaboracionismo con las fuerzas del eje durante la Segunda Guerra Mundial: Pierre Drieu La Rochelle, Robert Brasillach, y Louis Ferdinand Céline. No sin razón la obra de estos “escritores malditos” se ha impregnado de un aura de misticismo, violencia, morbo y política; en pocas palabras, llenas de romanticismo.
De entre los tres mencionados, el más apático políticamente hablando, el que poco o nada acción política formal tuvo bajo el régimen de Vichy, y de alguna forma el más influyente dentro de la literatura universal propiamente hablando fue Céline. Lo anterior debido a su estilo original, fresco y disruptor, que llego a influenciar a movimientos como el Beatnik, y a escritores como Bukowski. Céline escribió la que es considerada una de las mejores (si no es la mejor) novela del siglo XX “Voyage au bout de la niut” o “Viaje al fin de la noche. La cual, se caracteriza por su estilo de novela hablada, con descripciones rocambolescas, densas, deprimentes y de alto contenido reflexivo, llegando Céline a una parodia trágica-cómica de la realidad de la Gran Guerra y su posguerra, bajo la mirada de Ferdinand Bardamu (pseudónimo de Céline en varias de sus obras).
Cuando Céline publicó el “Viaje al fin de la noche” fue galardonado y felicitado por muchos autores, entre ellos, destaca el propio Georges Bataille, que resumió el estilo de Céline por “encontrar la belleza dentro de la miseria humana” pues Céline en todas sus obras, nos retrata las desgracias que vivió, las situaciones inverosímiles y extremas del ser humano dentro de la guerra en su metáfora y en su momento histórico.
Posteriormente, cometió el pecado por el cual se le quiere linchar a toda costa y se le intenta evacuar por el basurero de la historia: escribió una serie de panfletos antisemitas a la vez que pacifistas: Bagatelles pour un massacre (1937), L'École des cadavres (1938) y Les Beaux draps (1941). De dichas obras se le acusa de colaboracionista y pro nazi, fue perseguido a finales de la contienda, de su escape por Alemania y posteriormente a Dinamarca, extrajo su última trilogía: De un Castillo a Otro, Norte y Rigodón; amen de sus cartas de la cárcel, el año que estuvo de 1950 a 1951, tras la amnistía otorgada por Francia, fue liberado. Harto de la fama y de la vida misma, Céline renació de sus propias miserias (a veces más fantásticas que sus novelas) como el escritor mitológico por excelencia del siglo XX, ya sea por su romanticismo fascista, diría Paul Serant, o por su inigualable talento literario.
Por lo anterior, no es sorpresa que se estuviera a la expectativa de la traducción y publicación de un manuscrito inédito de Céline con el nombre de “Guerre” bajo la edición de Gallimard (2022), y que llego al español al año siguiente a mano de Anagrama ediciones.
Guerra de Céline no decepciona en ningún aspecto, su extensión aunque es menor de la que nos acostumbró el autor, la verdad es que tiene un estilo muy apegado al humor que tendrían sus obras posteriores a Muerte a Crédito, pero sin olvidar la etapa de la guerra y la tensión del futuro sombrío del “Voyage”. La historia, sin contar sus secretos, ocurre del accidente de la explosión de un obús ocurrida a Céline en el frente, hacia su recuperación en un hospital, que es donde ocurre toda la acción.
Es curioso, como las referencias al “Célineverso” emocionaran a sus lectores más asiduos, las aventuras de niño descritas en Muerte a Crédito, el frente y los superiores militares en Viaje al fin de la noche, y cierto personaje clave que es protagonista en Guignol Band y Londres, que aparece en Guerra y justifica su importancia hacia el acto final. La Guerra que Céline “atrapo en su cabeza” desde aquella explosión, no puede ser mejor descrita y señalada en este manuscrito, pues no se trata de los muertos, el honor, la camaradería y el valor gallardo del soldado; sino del hastio y el cinismo de la cotidianidad vivida.
Independientemente, que el título de Guerra se haya escrito en los borradores por Céline, y se tengan especulaciones que sean notas o capítulos eliminados de Casse Pipe o Londres, lo cierto es que el título está perfectamente señalado, pero no por las escenas de combate, que, francamente, solo pueden ser leídas en las dos primeras páginas, sino por la visión trágica y cómica de Céline de su recuperación. Las trincheras, la guerra y el combate real, según Céline siempre fueron en la retaguardia de la propia guerra, nunca en el campo.
Las virtudes del escrito de Guerra, no es solo la explicación de agujeros cronológicos del propio Viaje al fin de la noche y otras novelas, sino también, de ser, una de sus más divertidas obras, con escenas exquisitamente descritas y perfectamente elaboradas con clímax uno tras otro, y recordando, el poder Celiniano de alargar una misma escena decenas de páginas sin aburrir. Aunque no tiene el tono trágico y sombrío que auguraba su título, Guerra es por excelencia una faceta más del pensamiento anarco (fascista?) de Céline y del que, en la opinión de un servidor, lo diferencia de sus colegas malditos.
El relato no tiene reparo en describir acciones cínicas, criminales, canallas y asquerosas de una forma excitante, humorística y hasta cierto punto inocente desde las narices de Bardamu, en especial, la relación de Céline con sus colegas heridos es para morirse y nos recuerda a las discusiones mantenidas con los entrevistadores en Rigodón por ejemplo. En suma, Guerra es Celine en estado puro.
La gran guerra, la segunda guerra, el fascismo y las banderas se han ido, y así como Céline está de acuerdo en que la guerra espiritual nunca se ha ido , y lo más seguro es que hayamos nacido con ella, ya sea por estirpe, decisión o accidente; la verdad es que, al final de cuentas de nuestras vivencias solo nos queda echarnos unas risas; el mago francés de la lengua lo entendió, y es el momento de extraer la lucha de la propia imaginación y de nuestro propio humor.
Quiero terminar la presente reseña con la frase que más me agrado de la novela: “Yo también tendría que encontrarme algo así, bien delirante, para compensar esta miseria de estar encerrado para siempre en mi cabeza” algo que compartimos con Céline y que uno que otro lo entenderá perfectamente.
Beve síntesis y obras de Céline:
Louis Ferdinand Céline fue un escritor francés nacido el 27 de mayo de 1894 y fallecido el 1 de julio de 1961. A lo largo de su carrera publicó varias obras, entre las cuales se destacan:
1932: "Viaje al fin de la noche" (novela)
1936: "Muerte a crédito" (novela)
1941: "Los hermosos días de Aranjuez" (obra de teatro)
1944: "Guignol's Band" (novela)
1949: "D'un château l'autre" (novela)
1952: "Norte" (novela)
1957: "Rigodon" (novela)
1961: "Entretiens avec le Professeur Y" (ensayo)