Se presenta en “Filosofia Disidente”, uno de las cuestiones polemológicas y más inquietantes respecto a la definición de nuestro ser, en una categoría distinta a los estudios sobre el mexicano de Samuel Ramos, Rubén Salazar Mallén (1) y Octavio Paz , respecto a una grave antinomia insalvable, que rebasa el ámbito de una psicología particular y se plantea como un problema ontológico propio de una identidad que comprende a los pueblos que tienen como valores comunes, el idioma, la raza, un espacio vital y un estilo de vida, en que la religión ha pasado a ser un elemento de cohesión secundario.
Hay un énfasis en el decir: "renovación de la cultura occidental", y hay que preguntarse ¿cuál cultura occidental?: la medieval pagano-católica, llamada la cristiandad; la griega y romana que serían sus fundamentos, la bárbara en su instinto creador de valores, que arrasa con el Imperio Romano provocando su división. Mas ni el medioevo, ni lo helénico-romano, ni lo pagano rúnico es occidente. El cristianismo se apodera de formas paganas que institucionaliza, en diversas “adaptaciones” de principios y símbolos que desvirtúa, lo helénico-romano es un orbe propio de significados que el cristianismo con su “pathos” procurará sofocar o extirpar; no se diga de la herencia bárbara que será docilizada y relegada por ese mismo afán de uniformización cultural cristiana. —Este es un tema de Nietzsche que retoma Alfred Rosenberg—. De tal forma que occidente es una contradicción sucesiva de valores que se niegan y que se subsumen en la injusta expresión de la cristiandad, basada en la mutilación o extirpamiento de otras vertientes, en que ya ha desterrado a los dioses olímpicos y que ha aniquilado el principio de sangre y honor de los bárbaros, esto es, Occidente es una continuidad de etnocidios y el cristianismo un credo oriental que se occidentaliza oficialmente con Constatino.
Ahora bien, qué es el actual occidente, una impostura galáctica de la industria de la cultura comestible, de la concepcion neomaterialista y de la sociedad de masas narcisísticas de consumo. Occidente es el genocidio de los pueblos y su esclavitud al esquema de la estructura de la policía del pensamiento, del pensamiento único, de la democracia y el mercado. Hay que desromantizar toda noción de un occidente que se extiende y se prolonga en nuestra América. Al revés, occidentafilia ha sido la sífilis y la viruela contra los valores primigenios solares y heroicos de nuestra identidad profunda, del inconsciente colectivo. Occidente es la última forma del imperialismo mediático y del sometimiento a sus patrones de conducta, a su hedonismo y a la pérdida de un orden propio de relación armónica con la naturaleza y el sentido comunitario-orgánico.
Aquí hay una funesta transposición de la bipolaridad política periclitada a conceptos que comprenden la filosofía de la historia. En esta Indoamérica o la América Románica no es sujeto de la historia, ni en Hegel, ni en Marx, ni en Spengler, ni en Rosenberg, aun con sus atisbos de una transhistoria mágica, ni en el limitado Francis Parker Yockey. ¿Decadencia de occidente? indudable, y en ello Spengler señala, algo que pasa inadvertido para las lecturas etnocéntricas, una ruptura morfológica que se va apropiando de modelos culturales en el ensamble o andamiaje de una Europa cuya orfandad la hace asumir diversas herencias y presentarlas como expresión de un alma común, que no es más que mixtura de distintos modelos culturales —el muticulturalismo tan vituperado da por resultado a Europa desde que ésta principia a depredar otros pueblos para evangelizarlos, civilizarlos e inocularles las “luces”.
En occidente se formulan los venenos más concentrados para la destrucción universalista de los pueblos y de su identidad. Mas lo paradójico, se genera, en todo grupo de pensamiento transversal, que disiente, con los paradigmas imperantes, y al mismo tiempo proclama por costumbre o pereza intelectual, la defensa de occidente. Lo que no sólo es un anacronismo insustentable; sino una firma de suicidio neocolonialista. Más ese sarmientismo aggiornado es el mismo que ha aniquilado el sentido axiológico milenario de la cultura bárbara y creadora, no occidental tanto de las raíces prehispánicas y de la ruta solar azteca como de la España de la contrarreforma opuesta a la modernidad de la civilización racionalista, hija de la protesta, y del individualismo burgués protestante.
Mientras no exista un deslinde claro y preciso, radical e irreductible entre nuestra identidad no occidental y el occidente gangrenado; nada podrá edificarse más que ser una mueca servil: epígonos de lo európido y de la americanósfera. ¡No, no somos occidente, somos la alteridad, la otredad cultural!, somos anti-occidentales y por ello nos hemos referido a una segunda independencia (2) en términos de valores y geopolíticos. Un nuevo eje del mundo, un centro polar e hiperbóreo que reside en Aztlán y que llega a la Antártida, o de la Antártida va a Aztlán, lo otro no es más que una parodia del iluminismo, el positivismo y la guerra fría.
Algo peor, una estéril reacción de lo que ya ha muerto, de lo que ha sido demolido, por los propios európidos, más degenerados, en cuanto lo que Nietzsche entiende como piedad, bienestar y “socialismo burgués”, en su tipo de civilización horizontalista-humanitaria. No hay manera de “renovar” lo no existente o un cadáver putrefacto o la entelequial unión invertebrada de európidos otanescos-furrieles yanquis y del poderoso lobby racista y demencial que domina a los gringos.
El grito de Nietzsche: ¡Dios ha muerto! proclama el fin de occidente. Las variadas expresiones geopolíticas de poderes emergentes de culturas milenarias propias, no occidentales como la china de Confucio y Lao-Tse; la Rusia bárbara y mística de la III Roma como símbolo del epos eslavo; la India y su tronco directo con la tradición indoaria; el Brasil con su sincretismos africano y del sebastianismo imperial lusitano, la oscura Sudáfrica que alcanza otro punto del desarrollo de la diversidad que es la cultura negra en la expresión heroica del guerrero zulú, y ante ello el Eje Aztlán-Austral, la Meca polar del extremo sur del mundo y el norte del águila imperial de México, son las referencias de una revuelta contra el mundo moderno desde las raíces genuinas de nuestro ser.
A ello se suma el Islam como punto de referencia de una herencia oriental-hispánica y de una cultura simbólica que educó a Europa y preservó la herencia del pensamiento helenístico, que ha sido un enlace con el ethos de la América Románica o Indoamérica. El Islam habita en nosotros, en nuestra concepción de la jerarquía, de la forma de hacer la guerra, en la herencia de la alquimia, la arquitectura, la medicina, el álgebra y la mística sufí. En el lenguaje que hemos potencializado, y dado forma propia e indeleble, en el espacio de Hispanoamérica, el idioma ha sido enriquecido en su permanencia por una contribución única y original. El lenguaje español ya no es peninsular es el patrimonio de quien lo habla y recrea en una hispanidad-antipeninsular. No somos ya los seguidores somos los titulares de la estirpe hispánica, en nosotros se alza un verdadero Imperio Espiritual, simbólico, cultural y metafísico. La actual España es un laboratorio de la entropía del linaje y de la degradación en todos los órdenes de la vida. No somos los monos de los európidos ni de los yanquis. somos nosotros mismos o no seremos nada. Esta es la orden de llamada de todos aquellos que formamos en la apología de la barbarie (3) por una segunda independencia cultural y geoestratégica.
“He matat molts mexicans; No sé quants, perquè sovint no els comptava. Alguns d'ells no valia la pena comptar. Ha passat molt de temps des de llavors, però encara no tinc amor pels mexicans. Amb mi sempre van ser traïdors i maliciosos.” ― Gerónimo
“Mai vam encadenar presoners ni els vam mantenir tancats, però poques vegades s'escapaven. Els homes mexicans que vam capturar es van veure obligats a tallar fusta i a pasturar cavalls. Les dones i els nens mexicans van ser tractats com el nostre poble.” ― Gerónimo
El judeomessianisme fa gairebé dos mil anys que escampa entre nosaltres el seu missatge verinós. Els universalismes democràtics i comunistes són més recents, però només han reforçat la vella narrativa jueva . . . Són els mateixos ideals . . . Els ideals transnacionals, transracials, transsexuals, transculturals que aquestes ideologies ens prediquen (més enllà dels pobles, races, cultures) i que són el sosteniment diari de les nostres escoles, als nostres mitjans de comunicació, a la nostra cultura popular, a les nostres universitats, i sobre al nostres els carrers han acabat reduint la nostra identitat biosimbòlica i el nostre orgull ètnic a la seva mínima expressió.
El judaisme, el cristianisme i l'islam són cultes a la mort originats a l'Orient Mitjà i totalment aliens a Europa i als seus pobles.
De vegades ens preguntem per què l'esquerra europea es porta tan bé amb els musulmans. Per què un moviment sovint obertament antireligiós es posa del costat d'una religiositat ferotge que sembla oposar-se a gairebé tot allò que l'esquerra sempre ha pretès defensar? Part de l'explicació rau en el fet que l'islam i el marxisme tenen una arrel ideològica comuna: el judaisme.
Don Rumsfeld tenia raó quan va dir: "Europa s'ha desplaçat en el seu eix", va ser el bàndol equivocat que va guanyar la Segona Guerra Mundial, i es fa més clar cada dia . . . Què ha fet l'OTAN per defensar Europa? Absolutament res . . . Els meus enemics no són a Moscou, Damasc, Teheran, Riad o algun eteri bogeyman teutónic, els meus enemics són a Washington, Brusselles i Tel Aviv.
Cap país segueix el seu propi curs en aquesta invasió perquè és una agenda política liderada per l'ONU i impulsada pels jueus i els seus titelles (polítics). La majoria de la gent simplement no sap ni entén que aquesta és una agenda política. Tanmateix, alguns aconsegueixen entendre que els polítics estan treballant deliberadament per importar musulmans i substituir gent, però això és tot, són com un ordinador que no pot funcionar perquè el programa no ho permet.
Les eleccions són falses, només un espectacle, els jueus són propietaris dels mitjans. El comunisme és una ideologia jueva que va venir de Londres; Marx hi va passar la major part de la seva vida. Els nacionalsocialistes van venir a alliberar París, nosaltres no el vam destruir.
https://cwspangle.substack.com/p/pardonne-mon-francais-va-te-faire